Entonces, es probable que la pregunta que debamos hacernos es, ¿Cuáles son los comportamientos que necesitamos que se produzcan en la organización, alineados al modelo de riesgos deseado?

La respuesta es particular a cada organización y estará determinada por la política y el apetito de riesgos sancionados por el directorio o equipo ejecutivo y las regulaciones bajo las que opera al riesgo que haya.

Es por ello que no existe un estándar, sino que responde a un análisis de la organización y a su ecosistema de gobierno, compuesto por reguladores, directorio, equipo de gerentes y hasta del propio entorno y mercado en el que la organización se desenvuelve, que afecta y condiciona esos comportamientos.

A partir de esa premisa, el frecuente observar que el equipo responsable de la gestión de riesgos junto a los equipos de gestión humana y transformación, son quienes diseñan los comportamientos esperados que reflejen el accionar de una gestión de riesgos alineada, respecto a los principales procesos de toma de decisiones y acciones que desarrollan los individuos. Son esas decisiones y acciones los comportamientos que evidencian el nivel de madurez de la gestión y su alineamiento al modelo de Riesgos decidido.

Las preguntas para ud., profesional o responsable de riesgo serian: ¿Cuáles comportamientos esperamos que se den en los ámbitos de toma de decisión o acciones en cada proceso principal de la organización? ¿Están estos comportamientos alineados a los sistemas de incentivos de corto y largo plazo, tanto remunerativos como de desarrollo profesional? ¿Contamos con un plan de formación continuo y refuerzos de comunicación que acompañen esos comportamientos?

La construcción de la cultura necesaria para la evolución del modelo de madurez es un esfuerzo integral y conjunto, cuyo seguimiento y apoyo es tan necesario como los elementos tradicionales de gestión de riesgos, políticas, metodologías, matrices y auditorias.